Tecnoautobiografía

Mi relación con la tecnología a lo largo de mi vida ha constituido un proceso de inclusión en grupos sociales. Destaco en este proceso la importancia de las tecnologías organizativas presentes en diversos momentos de mi vida: coral, la familia, el voley, la universidad, manifestaciones, grupo de amigos, organización de la vida y el trabajo en el barco, los protocolos de emergencia etc… Sin embargo también juegan un papel importante las tecnologías simbólicas, ya que muchas veces nos han permitido identificarnos y en consecuencia, relacionarnos. Ejemplos claros serían los idiomas, el lenguaje económico, los reyes magos, los disfraces, el hacer la comunión, las banderas de las manifestaciones, los gestos dentro de un mismo grupo o los uniformes del trabajo.
Me atrevería a decir que, si bien tanto las tecnologías simbólicas y las organizativas han jugado un papel muy determinante al largo de mi vida, hay que destacar la importancia de las tecnologías simbólicas en la infancia y la adolescencia, dejando paso a una mayor importancia de las tecnologías organizativas en la etapa adulta.
Echando la vista atrás, y reflexionando sobre nuestro recorrido al largo de la vida, es fácil darse cuenta de cómo producimos tecnología y sobretodo cómo consumimos. No existe gran necesidad de reflexión para percatarse de cómo consumimos tecnologías artefactuales ( todos poseemos, hoy en día, un teléfono móvil, un ordenador, un reproductor de música, una nevera, un televisor y un largo etc) lo cual sugiere una cierta responsabilidad a la hora de consumir ( ¿hasta qué punto lo que consumimos es necesario?), sin embargo, es interesante cuestionarse de qué manera producimos tecnologías ya que es una cosa que muchos pasamos por alto. El simple hecho de formar parte de un grupo de amigos con unas costumbres, un mínimo de organización y un lenguaje (oral y no-verbal) en común, representa un acto tanto de producción como de consumo de tecnologías organizativas y simbólicas. Cada vez que nos apuntamos a un curso de idiomas, de canto, de deporte etc, consumiremos esa tecnología organizativa que les permite establecer unas normas de conducta y unos principios de acción. De hecho ya el simple hecho de formar parte de una sociedad nos implica en el proceso partícipe de una organización social, quién dirige, quién vota y decide, qué leyes debemos seguir, qué sanciones recibiremos etc.
Así, que si creíais que la tecnología no tenía nada que ver con vosotros, os invito a hacer una reflexión desde otra perspectiva tecnológica.

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